miércoles, 10 de febrero de 2010

Ficha 1 Historia: Ferro y el colonialismo


FERRO, Marc: El libro negro del colonialismo. Del siglo XVI al siglo XXI: De la exterminación al arrepentimiento. Madrid, La esfera de los libros, 2005, 1056 págs.

Este libro fue publicado en Francia seis años después1 de la polémica que provocó El libro negro del comunismo2, que aborda la historia de esta ideología desde el punto de vista de los crímenes cometidos en su nombre. Del mismo modo, El libro negro del colonialismo trata de hacer un inventario de los crímenes que en nombre de la una civilización superior se han cometido fuera del ámbito europeo.

La estructura de ambos es similar: aportaciones desiguales en cuanto a extensión y relevancia de un colectivo de autores. Se trata de obras de caracter sintético; la obra del colonialismo resulta más ambiciosa en cuanto a ámbito geográfico y marco cronológico. Ambas parten de la premisa de que el terror y la represión en ninguno de los dos casos fue algo anecdótico, ni se trata de un momento del pasado histórico, sino que su conocimiento y su denuncia es una exigencia esencial para la memoria.

Esta obra no ofrece una visión histórica contextualizada ni secuencial, y tampoco es un inventario exhausivo del hecho colonizador. Intenta, eso sí, ofrecer una mirada distinta, desde el punto de vista tanto del colonizado como del dominador, de amplio recorrido geográfico (abarca todos los continentes) y cronológico (desde el siglo XVI con la presencia española en América, hasta las consecuencias del fenómeno en nuestros días).

Obra bajo la coordinación de Marc Ferro, director de estudios de la EHESSS3 y codirector de la escuela de Annales; forma parte de la tercera generación de seguidores de Braudel y Lucien Febvre y a pesar de ser originalmente un sovietólogo, había publicado ya monografías sobre la colonización4 y un importante corpus sobre cine e historia. Como Marc Bloch defiende el compromiso social del historiador que él pone en práctica mediante colaboraciones regulares en los medios audiovisuales franceses (ARTE) y dirigiendo obras de la envergadura de la que nos ocupa. El objetivo de la misma está explicitado en el prólogo que firma Marc Ferro.

Entre el grupo de co-autores del libro no hay equilibrio entre colonizados y no colonizados, europeos y extraeuropeos, hombres y mujeres. Se trata de un heterogéneo conjunto de personalidades pertenecientes a diferentes disciplinas: historiadores, pero también étnologos, sociólogos, antropólogos, demógrafos, políticos además de científicos, especialistas en derecho y periodistas. Todo ello enlaza bien con la interdisciplinariedad siempre defendida por Annales para obtener una visión histórica completa.

Para el autor, segun manifiesta en la introducción, el colonialismo adquiere actualidad a la luz de los conflictos de inicios del siglo XXI, el terrorismo internacional, la situación en Oriente Próximo, las guerra africanas y la situación en Afganistán e Irak. El libro trata del exterminio de poblaciones enteras, la trata de esclavos y del trabajo forzado, las ideologías y las obras que apoyaban la superioridad de la civilización del hombre blanco, las mujeres colonizadas y la descolonización. Cierra el libro a modo de epílogo un capítulo sobre la posibilidad y necesidad de reparaciones.

Existe un franco desequilibrio temático, ya que aunque se abordan todos los continentes y gran número de países, resulta evidente que esta obra está dirigida a un público eminentemente francófono, ya que casi la mitad de las páginas y capítulos tratan del mundo francés o afín; todos los autores menos dos son franceses. Incluso en capítulos no directamente relacionados con Francia, aparecen mencionadas sus Antillas.

Marc Ferro se reserva la redacción del prólogo, un capítulo sobre la trata y la esclavitud y dos sobre la presencia francesa en Argelia.
A su prólogo, siguen cinco partes de diferente longitud, “El exterminio” (74 páginas), “La Trata y la esclavitud (40 p.)”, “Dominaciones y Resistencias” (512 p.), “La suerte de las Mujeres” (50 p.), “Representaciones y Discursos” (188 p.) y el mencionado epílogo sobre las reparaciones (31 p.). En cada capítulo y epígrafe hay documentos aportados para ilustrar los temas tratados, que aclaran las diferentes cuestiones. Son abundantes las notas a pie de página con referencias bibliográficas, aclaraciones y extensas explicaciones.

La obra se cierra mediante cuatro valiosos índices, dada la envergadura de la obra; los testimonios y documentos intercalados en el texto, nombres de personajes, de geografía histórica y temático. Termina con una breve presentación de los veintidós autores, agradecimientos y un anexo de bibliografía sobre el tema en castellano para la edición española, preparada por el traductor, Carlo Caranci.

El libro es realmente una sucesión de artículos sobre asuntos independientes agrupados por temas específicos.

En el primer bloque, sucesivos capítulos hablan del exterminio físico sistemático de los colonizados inciado por Cristóbal Colón en la zona del Caribe desde el descubrimiento y continuado por parte de los españoles; sigue con la descripción de la aniquilación de los indios en Estados Unidos y de los aborígenes en Australia hasta fechas muy recientes.

El segundo bloque desarrolla en dos breves capítulos la trata de esclavos en Occidente, recordando sus antiguos orígenes; durante más de mil años los africanos han practicado el tráfico de esclavos a través del Sáhara, si bien el comercio atlántico estima en catorce millones los negros llegados al Nuevo Mundo. En el sur de Estados Unidos las consecuencias de la situación de los esclavos llegan hasta hoy y sigue abierto en ese país el debate de las compensaciones.

El tercer bloque sobre las formas de dominación colonial en diferentes épocas, escenarios geográficos y contextos políticos, económicos y sociales, está organizado en epígrafes por continentes; abren las Américas con la dominación española y portuguesa, la Guyana Francesa y Haití. El epígrafe de Asia incluye colonialismos no europeos, como el ruso en el Caúcaso y el japonés, así como la acción de los holandeses en sus indias, pero con un protagonismo y un mayor espacio dedicado a la India británica y la Indochina francesa.

El epígrafe de Africa incluye desde colonizaciones propias del continente como la ejercida por los árabes en Zanzíbar, el Congo Belga, la colonización portuguesa, francesa y británica en el África negra hasta la presencia francesa en Argelia y concluyendo con los procesos de descolonización en el continente.

A la luz de este libro, parece que la colonización fue obra en muchos casos de individuos emprendedores y sin escúpulos, o fue iniciada por compañías privadas de comerciantes (VOC en Indonesia, EIC en la India), pero pocas veces fue planificada de forma sistemática. Sorprende esta visión sobre todo en el caso de las Indias Británicas cuya conquista aparece como fruto de la suma de ambiciones comerciales individuales.

Las monarquías europeas, aunque impulsaron y animaron la empresa colonizadora, intentaron hasta el siglo XIX frenar los excesos de sus súbditos, si bien sus leyes fueron poco efectivas a tanta distancia.

Un breve bloque IV presenta someramente la situación de las mujeres colonizadas y cómo la dominación condujo en muchas ocasiones a empeorarla; el V desarrolla la vertiente filosófica de la colonización, las teorías sobre el racismo y superioridad, sus bases filosóficas y su aplicación, la negritud y el anticolonialismo, así como las representaciones artísticas del colonialismo en el cine, el arte y la música.

De forma temprana surge la protesta interna, desde Las Casas en la América española, considerado precursor de los derechos humanos por su defensa de los indios. Sin embargo, en el siglo XIX, con la emergencia de los estados-nación y la difusión de las ideas liberales y burguesas, la situación cambia, y los europeos justifican su expansión aludiendo a su misión civilizadora: debían imponerla por todo el planeta a pesar de las resistencias que encontraran y utilizando todos los medios.

Las justificaciones racistas y el desprecio por las civilizaciones no europeas son la base ideológica de los medios de control y dominio europeo. Como se ve en estos ultimos capítulos, los negros han sido las principales víctimas de los prejuicios racistas por parte de los blancos y los que más han sufrido con la colonización; la ideología de la Negritud debe ayudarles a recuperar su dignidad perdida frente al blanco.

La Iglesia es mencionada someramente durante toda la obra, con su cambiante actitud y diversificada participación en los procesos colonizadores: en la América española surge tempranamente un grupo de teólogos que defiende la limitación de los abusos y la expansión pacífica de la colonización y de la religión católica. A pesar de proteger a los indios contra la esclavitud, siguió tolerando la de los negros durante mucho tiempo.

El epílogo de conlusión no aporta respuestas al tema de las compensaciones, pero sí incide en la importancia del reconocimiento público de los hechos por parte de instituciones internacionales y nacionales.

Esta lista de los excesos del colonialismo, de la ideología colonialista, de su falta de humanidad analiza no sólo su puesta en práctica sino las razones de su continuación en el siglo XXI bajo nuevas formas.

Valoración personal

La ambición de la obra tanto desde el punto de vista geográfico como cronológico es para mí un aspecto favorable; el punto de vista diverso que aporta dando voz a los sometidos es interesante y prometedor y las intenciones explicitadas en el prólogo son loables.

Los testimonios y textos includos en la obra nos han parecido apropiados, bien escogidos y nada manidos; la bibliografía extensísima, variada, cuidada, muy correcta y frecuentemente citada, si bien es en su mayoría francófona, salvo el anexo del traductor.

A pesar de que la historia, el cine y la literatura se hayan hecho eco ampliamente de la brutalidad con la que los colonizadores extendieron su dominio por el mundo hay algunos hechos que nos han sorprendido especialmente entre los que se mencionan en esta obra; el episodio que narra el suicidio en 1906 en Bali de sus habitantes ante los holandeses, la crueldad de los franceses, adalides de los derechos humanos, en Tonkin y de los soldados belgas en el Congo; la duración hasta hace pocos años de la represión de los aborígenes en Australia.

Abordé la lectura de esta obra con mucho interés por la temática, por mi afinidad ideológica con el autor, por mi gusto por la forma de abordar las materias de la escuela de Annales, pero solo se cubrieron en parte mis expectativas. Debo señalar algunas omisiones notables y difíciles de entender como la de Oceanía, concretamente la Polinesia francesa y sus colonias actuales.

Hubieramos deseado un mayor equilibrio en el tratamiento de los temas, en cuanto a su extensión, intensidad y profundidad. Una exposición más ordenada habría hecho de la obra una lectura menos amena, pero más rigurosa.

También echamos en falta la participación de un mayor número de autores de países colonizados: no hay ningún autor indio, ni amerindio, ni hispano, ni asiático, ni magrebí y tan sólo dos no franceses. Asimismo encontramos el tema relativo a las mujeres bastante incompleto.

La obra hubiera estado mejor terminada con más mapas (sólo hay tres) y con testimonios fotográficos.

Nos parece una obra digna de lectura pero a pesar de su envergadura deja muchas lagunas y en mi caso ganas de profundizar en algunos temas y capítulos, fundamentalmente el de las mujeres y la esclavitud.

Para utilizar en clase: los textos incluidos en el libro.

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Biografía y obra del autor

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